El CITA inicia un nuevo proyecto que busca explorar la resistencia de la encina y otros robles mediterráneos a la sequía atmosférica

El CITA explora la resistencia de la encina y otros robles mediterráneos a la sequía

El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) ha puesto en marcha el pasado mes de julio el proyecto “Explorando la resistencia de Quercus ilex y otros robles mediterráneos a la sequía atmosférica (RESIST2DRY)”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y por la Unión Europea-NextGenerationEU y que tendrá una duración de dos años. Está dirigido por Domingo Sancho Knapik, investigador del Departamento de Sistemas Agrícolas, Forestales y Medio Ambiente del CITA y miembro del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2).

La investigación abordará el llamado déficit de presión de vapor de agua (VPD), un factor que puede determinar la transpiración de las plantas y la productividad de los ecosistemas. Se centrará, en concreto, en la encina (Quercus ilex), una especie clave del paisaje de la cuenca mediterránea, y también en otras especies de robles concurrentes como la coscoja (Q. coccifera) y el quejigo (Q. faginea).

Unos valores elevados de este VPD pueden reducir el crecimiento de la vegetación, aumentar el decaimiento de los bosques o disminuir el rendimiento de los cultivos, efectos relevantes en ambientes áridos mediterráneos debido a la combinación del estrés hídrico atmosférico con el déficit hídrico del suelo.

Dado que la atmósfera está experimentando un aumento global de la sequía, y se prevé que aumente todavía más a medida que se intensifique el cambio climático, las especies más sensibles a este déficit en la atmósfera podrían hacer frente a temporadas de verano más largas y calurosas teniendo sus estomas cerradas durante más tiempo, pudiendo frenar su crecimiento e incluso sufrir decaimiento debido a la falta de captación de carbono.

La novedad de este proyecto radica en el estudio del comportamiento fisiológico y la resistencia de la encina y otras especies de robles a la aridez estival, entendiendo la aridez también como aridez atmosférica y no solo edáfica. Esto tiene fuertes implicaciones ambientales, contribuyendo a la mitigación del cambio climático, así como a la adaptación forestal y la preservación de los hábitats naturales.